Homenaje a los mods: presentación

Por: Joshua Boyle

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Desde el día en que oísteis las primeras notas de E1M1, echasteis el guante a una escopeta y empezasteis a cargaros soldados zombis mientras esquivabais las bolas de fuego de algún que otro imp, habéis sabido lo que significa estar enamorados de un juego.

Los gruñidos de los pinkys cuando cargan para sacaros las tripas, los aullidos de un barón del infierno con enormes pezuñas al descubriros, esas animaciones de las armas que les prestan peso y realismo... y todo ello en un mundo mortífero en el que vuestras reacciones viscerales se registran segundo a segundo en el retrato del curtido marine de la parte inferior de la interfaz.

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A algunos les bastó disfrutarlo una sola vez en casa de un amigo en la que, empapados de sudor, con las luces apagadas y los altavoces Altec Lansing bramando a todo volumen, lucharon para accionar la palanca del final del nivel. Pero otros veían las hordas del infierno en sus sueños como piezas de ajedrez. Tenían visiones de nuevos e inexplorados laberintos, con encuentros personalizados a su medida y con las armas, la munición, las armaduras y las llaves situadas de manera estratégica para premiar a quien fuera capaz de encontrar la ruta perfecta. En clase o en el trabajo, se abstraían y trazaban vistas pormenorizadas de nuevos escenarios.

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Cuando DOOM II aterrizó en las tiendas, id Software había compartido con el gran público las herramientas necesarias para que cualquiera que tuviese un PC pudiera hacer sus pinitos en el arte del diseño de niveles. Aquellas aplicaciones se parecían mucho a los programas CAD, que por aquel entonces (y todavía hoy) usaban los arquitectos. Pero con una inversión suficiente de tiempo y esfuerzo, permitían a cualquiera construir su propio mundo de pesadilla y meterlo en un archivo tipo “.WAD” (siglas de “¿Dónde están los datos?” en inglés). Luego se subía este archivo a Internet (que, en aquellos tiempos, estaba hecha de tubos de vacío y telarañas) y la gente lo descargaba para disfrutar de DOOM de una forma totalmente nueva, creada por la comunidad para la comunidad.

El profesor de mates, el tío que os tomaba la comanda en el restaurante de comida rápida, el vecino o incluso vuestro padre... Gente de todo tipo se puso a trazar mapas y a crear mods de conversión completa, con sus gráficos, su música y su sonido, conocidos como “.PWAD”. Se reunían en foros (llamados por entonces sistemas de tablones de anuncios, o BBS) y subían su trabajo a sitios FTP como Walnut Creek’s ftp.cdrom.com o, más tarde, a doomworld.com para compartir sus ideas y añadir aún más profundidad a la experiencia colectiva e individual de DOOM.

En la serie “Homenaje a los mods”, y coincidiendo con las celebraciones de Year of DOOM, vamos a resaltar algunas de las mejores creaciones de la comunidad para, tal como indica el título, rendirles un merecido homenaje por la diversión y profundidad que han aportado al juego.

Nos centraremos sobre todo en los mods de conversión total más espectaculares, pero sin dejar de tocar también algunos de los clásicos más queridos por la comunidad. Salvo que se indique otra cosa, todos los .WAD serán para DOOM II. Así que coged vuestro cliente de DOOM II favorito y preparaos para una batalla encarnizada por las entrañas de algunas de las más increíbles creaciones de la comunidad de todos los tiempos.

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