Recuerdos de DOOM n.º 8: forjado en peltre

Con más de un cuarto de siglo de historia a sus espaldas, DOOM ha dejado una huella imborrable que no se limita al mundo de los juegos. Acompañadnos en este recorrido por una serie de objetos curiosos, interesantes y, en ocasiones, francamente raros que han contribuido a convertir la franquicia de DOOM en lo que es hoy en día.

Miniaturas de DOOM en peltre

Estas figuras de peltre, producidas entre 1997 y 1999 por Reaper Miniatures, son obra del trío de fantásticos escultores formado por Sandra Garrity, Julie Guthrie y Bob Ridolfi, y son tan apreciadas por los seguidores de DOOM y coleccionistas de juguetes de todo el mundo que, incluso cuando se venden por separado, pueden alcanzar un elevado precio.

Desde aquellos tiempos, algunas de las figuras han vuelto a salir al mercado en edición limitada. En 2004 hubo tiendas que ofrecieron al barón del infierno, el mancubus y el pinky como extras por la reserva de DOOM 3, y en 2013, con motivo de las celebraciones por el 20.º aniversario de DOOM, se lanzó una nueva edición de la serie original durante la QuakeCon.

A pesar de ello, las piezas procedentes de la edición original de los 90 siguen teniendo un atractivo muy especial para los aficionados que quieren contar con su propio ejército infernal de miniaturas pintadas. Por suerte, para aquellos que no se preocupan por estas cosas de las ediciones, se puede pedir una nueva serie de figuras de DOOM de Reaper Miniatures a través de la tienda oficial de Bethesda.

Las miniaturas de DOOM de Reaper son un divertido homenaje al pasado de la serie del que han disfrutado los fans durante años, ya fuera como accesorios de escritorio, unidades de wargames o piezas del Monopoly. Porque, a fin de cuentas, ¿quién no prefiere jugar con un ciberdemonio antes que con una bota vieja o un estúpido dedal?